sábado, 4 de abril de 2015

la visita

El negrito es un sobreviviente. Su vida volvió a empezar donde otras vidas terminan, el cementerio. Dos ángeles lo encontraron maltrecho y le dieron otra oportunidad, una oportunidad de ser el perro, el compañero y el guía de alguien. Aunque esté lejos, anoche me vino a visitar.

Siempre fue el perro mas expresivo, su lenguaje mucho más simple que el mío pero más efectivo. Su mirada con cara de borrego, su cola moviéndose y la lengua al costado, cuántas veces se puede ver un "te quiero" tan claro?.
Su insistencia al caminar alrededor mío apoyándome el hocico excesivamente fuerte en el brazo, que más podría significar que " queres que haga 1 y 2 adentro o vamos afuera?" Con eso bastaba para entender que era hora de su paseo.
El negrito me enseñó tambien que se puede sobornar a un perro, solo ofrecerle un lado de la cama y dormir abrazados es suficiente para que olvide cualquier otro plan que tenga en mente, por ejemplo una salida no planeada al parque a las 7 de la mañana.
El Negrito no tenía maldad, siempre que sentia dolor levantaba su manito derecha y no porque le doliera, sino porque sabía que si rengueaba yo lo iba a abrazar y preguntarle afectuosamente, qué te pasó negrito? dije que no tenía maldad pero era re bolacero.

Anoche, después de un año, mientras dormía, sentí sus pasos de un lado a otro de mi cama, escuché su respiración fuerte, como hacía cuando quería que lo escuche, sentí su hocico en la cama. Me fui despertando y pensé, ese es el negrito, pero no puede ser, él está en Córdoba con mi mamá. Me senté en la cama y lo vi triste, flaco y me movía la cola. Estire los brazos y saltó a la cama, lo abracé y apoye mi cabeza en la suya, estaba frío. Lo metí en la cama conmigo y le pedí perdón, le dije cuanto lo quiero. Empezó a respirar con dificultad, yo lo sabía, se vino a despedir.
Mi negrito me eligió para compartir su partida,  porque esté donde esté, él es mi perro.
 Ahí estábamos los dos, él se iba y mi corazón se partía en tantos pedazos que muchos se iban con él. Lloré, lloré, lloré y me desperté, mi negro, se fue.


Dedicado a Moni y Ayelen, sus ángeles.

(No se preocupen, el negro está bien. Solo fue un mal sueño. Larga vida al Negro!)

martes, 24 de marzo de 2015

Lo bueno, lo malo y lo del medio

Suena el despertador, otra vez, como todos los días a las 8. Me levanto con los ojos cerrados, recorriendo de memoria el camino a la cocina. Esquivo intuitivamente a Maddie, mi gata blanca, que camina entre mis piernas. Le doy su comida en la mesada de la cocina. A pesar de ser gato, no salta, me mira y la levanto. A veces me pregunto hasta donde llegara su vagancia y si realmente sabe saltar. Me termino de despertar mientras hago el café, preparo la ropa, una ducha rápida y salgo hacia el trabajo. El andar del colectivo me adormece de nuevo y me vuelvo a desperezar cuando ya tengo el headset puesto. Me escucho a mi misma diciéndole a un cliente " me disculpo por el inconveniente". Por que me estaré disculpando esta vez, no importa, seguramente algo que no provoque ni puedo resolver. El pasillo donde me siento siempre esta vacío, lo que me genera la duda de si me siento ahí porque esta vacío o esta vacío porque me siento ahí. La duda no me mueve al cambio y la pregunta solo ocupa un lugar mas en el tiempo.
No todos parecen sentirse tan miserables, hasta hay un grupo a lo lejos que festeja algo. Por que todas esas mujeres lo abrazan al rubiecito? Sera su cumpleaños. Tambien noto que no todos la pasan mal. Mi supervisor engorda cada vez mas mientras chatea en horas de trabajo. Debe ser muy feliz.
Entre tantas otras disculpas fingidas y algún ocacional "gracias" termina mi día en el call. Al fin salgo y eso que implica? Nada, poco.

Ya en el colectivo de vuelta miro la foto de Stella. Pasaron dos meses desde que me dijo " siempre voy a estar, te quiero, feliz cumpleaños". A veces la defiendo de sus propias palabras y digo, ella no mintió, dijo que iba a estar, pero no dijo que conmigo. Sonrio por la ridícula retorica de mis palabras y miro hacia afuera, ya es hora de bajar. Llego y estaba Maddie esperándome, como diría Stella, esta, no se si esperándome. La tarde se hace noche por la ventana y empieza esa novela que solo miro para criticar. Que tiene ese que están todas muertas por el, es pelado y ya esta en sus 40. Definitivamente odio esa novela, mañana la voy a volver a ver.
Me duermo rápido, pero me despierto diez veces tratando de acomodarme a los espacios libres que deja Maddie, que ni una vez se despierta de noche, ni siquiera cuando la muevo de un lado a otro para darle espacio a mis piernas. Suena otra vez el despertador a las 8. Otra vez café, ropa, ducha, viaje, headset, pasillo vacío. Otra vez el rubiecito festejando, evidentemente no era su cumpleaños. Cual es el revuelo? Lo abrazan, sonríen. No se que pasa ni voy a preguntar. Veo en el box de al lado unos papeles cortados con espacios para nombre, teléfono y dirección. Cuando iba a agarrar uno se acerca el rubiecito y dice,  acá estaban! Me mira y me dice, completalo ahí esta la urna. Suerte!
Siento mas curiosidad que antes, miro la urna y me doy cuenta que hay solo mujeres alrededor, ponen su papel y abrazan la urna. Eso elimina lo único que podría entusiasmarme, que seria el sorteo de un auto. Pero ya lo había completado por inercia. La misma inercia que me llevo hasta la urna. Solo pensé, si la urna tiene algo que ver con los abrazos no pienso ser una mas adulando al rubiecito, que ahora se que se llama Gabriel.

Pasan los días con la misma rutina, pero algo falta ahora. Donde esta Gabriel?
Ya no hay abrazos y risas, tampoco esta la urna. Mi supervisor chatea y dudo que sepa quien es el. Igual le pregunto, donde esta Gabriel? Solo desvía su vista del chat un segundo y me responde, renunció. Ahí entendi la felicidad y abrazos, seguro estaba en un trabajo mejor.
Varios dias después se acerca mi supervisor, me pone la mano en el hombro y me dice, cuando termines anda a la oficina de Julio. Nunca tuve que ir a hablar con Julio, pero eso no sonaba nada bien. De pronto me siento aferrándome a un trabajo que siempre odie. Me acerco a la oficina, Julio me ve  y sonríe. Maldito sádico, pense, disfruta dejando a la gente sin trabajo. Me senté y muy efusivamente dice,  Te felicito! Mi cara de perplejidad lo anima a continuar... el concurso. Ante mi falta de respuesta y mis ojos de incredulidad, ahora no solo dice palabras sueltas que no significan nada para mi, sino que pregunta, concurso? Viaje? Novela? De verdad, desearía que deje de soltar preguntas al azar. Empiezo a entender cuando me pregunta, no te explico tu supervisor en la reunión? Si solo hubiera habido una reunión, pensé. Pero dije ah si si, perdón. Continúa...bueno prepara el pasaporte que el viaje es en un mes. Mañana te van a explicar mejor y me despide con una palmada en la espalda.

Al día siguiente, en mi pasillo se sumaron tres personas mas, todas ganadoras del concurso que parecían saber mucho mas que yo al respecto. Al parecer Gabriel había renunciado por haber conseguido un papel muy importante en una novela internacional. Era actor? En cual? Donde? No podían creer que no supiera. " Al final de los sueños?" Italia? Me pregunte otra vez por que la gente habla con palabras sueltas, si solo armaran una oración ahorrariamos todas las adivinanzas. Al parecer, la productora de la novela pagaría el viaje a cuatro argentinos para presenciar la trastienda de los primeros capitulos y esas personas serian compañeros de Gabriel.
Lamento no haberlo conocido mejor. No siento que sea justo que yo sea elegida para darle apoyo en sus comienzos. Pero me comprometo a averiguar mas en los días que quedaban. Los días pasaban entre preparativos y Maddie, que era lo que mas me preocupaba, estaba feliz de quedarse con Nico.

Partimos hacia Italia y solo horas nos separaban de una semana totalmente diferente. Llegamos y pasamos por lugares imponentes de camino al hotel. El paisaje era tan distinto, nada parecía familiar. Agradecí haberme sentado el último mes con Mariana, Cecilia y Ornella, eran las únicas caras familiares. En el camino extrañaba un poco la costumbre de mirar por la ventana buscando a Stella entre la gente. Seria toda una semana lejos de la rutina, de casa y de esas costumbres que me mantenían melancólica.
Llegamos al hotel y como siempre, sonriendo estaba Gabriel. Ahora comprendía su alegría, se sentía pleno y confiado. Nunca me había dado cuenta que era tan alto. Nos recibe, nos muestra el lugar y nos da un pase a cada una. Quedamos en encontrarnos a las ocho de la noche en el estudio.

Llegamos y el estudio era impresionante. No pensamos que fuera así. Era como una ciudad dentro de otra. Decidimos separarnos para buscar a Gabriel. Era difícil comunicarnos con los demás y parecía imposible encontrar al grupo dentro de esa multitud y espacio interminables. Veo a lo lejos, una estructura gigante como un hangar con el numero 6. Me pareció haber visto ese número en los papeles que firmamos al llegar. Camino tratando de encontrar alguien que pueda entenderme. Nadie habla español?  Llego a la puerta y hay un oriental con el cuerpo de un luchador de sumo. Al verlo en su traje negro pensé, en argentina no encontraría un traje de ese talle, me miró fijamente como si hubiera escuchado mis pensamientos. Le mostré el pase y me señaló hacia adentro. Me sentí confiada de mi percepción del numero 6. Entro y solo veo orientales, el decorado eran casas precarias que me recordaban a las favelas de Brasil. El piso era de tierra, en desniveles. Comenzaba a dudar que ese era el lugar correcto. Sabía que esa novela que tanto odiaba no transcurría en esos escenarios. Me extrañaba el piso de tierra, la pocas iluminación, lo precario de su vestuario y la excesiva cantidad de orientales en plena Italia.
Tropiezo con un cable y se cae mi pase. Lo levanta otro oriental con traje parecido al primero, me pregunto si son todos iguales. Extiende su mano y me devuelve el pase, señalando dos puertas que hay al final, como cien metros mas adelante. Enfoco mi vista hacia el final y me vuelvo para preguntarle, la derecha o la izquierda? Pero ya se alejaba enfurecido con alguien que había tropezado con otro cable. 
Empiezo a caminar pensando que mas adelante habrá alguien que me muestre que puertas abrir. Solo me incomodaba la iluminación cada vez mas escasa. Nadie parecía reaccionar al mostrarle mi pase. Supongo que no era tanto problema, primero probaría una puerta y después la otra, solo las separaban unos metros de distancia.
Decido comenzar por la derecha y al abrirla solo veo una secuencia de leds blancos señalando el camino. Me pregunto quien pondría leds a un piso de tierra, pero asumo que sigue acorde al resto del decorado del hangar que crucé. El pasillo solo se ilumina por esas luces y se ven sombras y movimientos al final.
Solo sentía cierta incomodidad claustrofóbica hasta que una de las luces al principio del pasillo se apagó. Solo es una luz, me tranquilice a mi misma. Camine unos pasos más y las luces comenzaron a apagarse en secuencia, como persiguiendome. Apure mi paso, solo faltaban unos metros para entrar al lugar donde parecía haber movimiento. Salgo del pasillo, solo para encontrar otro cuarto de tierra del piso al techo, vacío, con un agujero lleno de agua cristalina en el centro, como un tanque pero no se veía el fondo. Solo habia luces abajo. Esas luces daban la sensación de movimiento en las paredes. Sentí temor porque las luces del pasillo ya se habían apagado. No me animaba a volver atrás y no tenia por donde salir. Todo quedó a oscuras excepto el pozo. Me asome y solo vi luz abajo. No quería volver pero tampoco tenia sentido meterme ahí. Me senté tratando de ver algo en ese juego de luces y sombras. Vigilaba el pasillo considerando volver, pero nada me apuraba a tomar una decisión. Había tantos orientales afuera que a lo mejor alguno entraría enojado por mi intromisión y me sacaría de ahí. Pasaban los minutos y me preguntaba que hacia en un estudio un cuarto de estas características y cual seria su utilidad. En ese momento escuche la puerta a la entrada del pasillo, me sentí aliviada hasta que una luz roja y un intenso calor atravesó el pasillo como una explosión. Sería una bomba? Justo acá? Justo ahora? Retrocedí de espaldas y caí al agua. Una ráfaga de fuego intenso atravesó el pasillo en un segundo. Tomé aire y me sumergi. Nada podía ser peor que eso. Empecé a bajar como si tuviera peso en las piernas o me empujaran hacia abajo. No encontraba el fondo, el agua era tan clara que podia ver todo alrededor. Estaba sola, sentía mi corazón latir cada vez mas fuerte, pensaba que nunca fui buena nadadora y eso de aguantar la respiración nunca fue mi fuerte. Mi cabeza retumbaba y cuestionaba los motivos por los que había llegado hasta ahí. Me ahogaba, estaba muy lejos de la superficie y ni siquiera veía donde estaba el fondo. Ya no soportaba la presion, me ahogaba. Solo veía mis brazos en el agua clara y todo se apagaba. Solté el aire e instintivamente respiré, sentí un espasmo y tosi, quede inconsciente. No sé cuanto mas bajé. Abrí los ojos y algo o alguien me llevaba. 
Vi tres puertas, unas escaleras, una casa precaria, un perro de ojos azules y una familia de orientales. Cerré los ojos. Los abrí y vi un pasillo con dos puertas azules al final. La derecha se abrió y cerré los ojos. Abrí los ojos y vi una rampa de tierra, la cruzamos y supuse que estábamos de nuevo en el estudio. Por que todo era de tierra ahí? Cerré los ojos.

Sentí ganas de vomitar, me sente y salió agua clara de mis pulmones, se vaciaron y se llenaron de aire. Me encontre recostada en la calle, mojada y confundida frente al hotel. Miro alrededor y estaba Ornella, no había rastros de Mariana o Cecilia. Ornella, más asustada que yo repetía " lo vi, lo vi, no quise entrar, entraste?, te vio?"
No comprendia lo que decía, lo que había pasado, pero ella parecía saber mas que yo. Repetía hay que volver!, esto no es, no es acá, esto no existe.
Pensé que cualquiera hubiera enloquecido en esta circunstancia, y no me explicaba porque ella quería volver allí.
Como esto no existe? Que no es?, le pregunte. Me miro fijamente y me dijo, volvamos. No! Le grité.
- la vi, preguntó por vos.
- quien?
- La vi, Stella. Dijo que vuelvas, que esto no es.
Como podría saber ella sobre Stella? Que es esto?, le pregunté. No se lo que es, solo se lo que no es, me respondió. Me volvió a mirar y dijo, vamos, esta vez la seguí. Alrededor no había nadie, solo tierra, oscuridad y dudas.
- que recordas?
- nada!
- que recordas?
- nada! Donde estaba Stella?
- Al final.
Corrimos hasta ver de nuevo el lugar donde estaba el estudio, ahora en ruinas, ni orientales, ni Gabriel, ni novela ni nada.
Le pregunté por Gabriel. Que Gabriel? Me respondió.
- es ahí! Vamos, que puerta?
- No se, como voy a saberlo?
- que puerta?
- la derecha.
Entramos, ya no estaba el agua al final del pasillo.  Solo había una escalera interminable hacia abajo, en penumbras y en ruinas. Ella me arrastraba de la mano muy decidida. No entendía por qué pero nada me importaba mas que la idea de ver a Stella. Bajamos por unos minutos hasta que vimos una entrada con dos puertas azules.
- cual?
- no sé cual!
- cual?
- la derecha
- Otra vez?
Se detiene y me mira incrédula, me pregunta, nunca hiciste nada malo en la vida? No entendí que tenia que ver mi elección de puertas con lo que acababa de decir, pero desde el principio Ornella parecía saber mas que yo.
Entramos, empezamos a escuchar voces, otra vez escaleras y al final una casa de tierra que me recordaba a las del estudio. Aparece de atrás un perro, chiquito como un salchicha, que no parecia sorprenderse o asustarse. Ojos azules? Le pregunte a Ornella. No, es ciego, dijo y sonrió. El nos movía la cola y nos acompaño a la casa. Entramos y había una familia. El hombre nos ignoraba leyendo el diario. El chiquito seguía jugando como si no nos viera. La mujer nos miró y me dijo
- Por fin,  tardaste mucho! Te perdiste?
- si.
Le respondí como si supiera de lo que estaba hablando.
- Gabriel te trajo?
- si, pero no me dijo por donde tenia que ir.
- es que el no puede saber eso!
Sonreía por mi ingenuidad. Ella tampoco puede, dijo, y la miró a Ornella.
- Pero ella me dijo que Stella estaba al final.
- Puede ser, a lo mejor para vos eso sea Stella. Pero esto no es el final, yo solo estoy para explicarte.
- No entiendo.
- Tenes que elegir, no te podes quedar acá.
- quiero volver a casa
- A cual?
- A la mía.
- Eso ya no es posible.
- Pero quiero volver.
- Para que? A donde? Elegí ahora. Cual de las 3 puertas vas a cruzar. Esa decisión es tuya y ya la tomaste.
La miré a Ornella y ella no parecía preocupada por mi decisión. Le pregunté, que vas a hacer Ornella?  Solo dijo Nada! Yo ya hice, es tu decisión, no la mía.
La mire a la mujer y me dijo, esto no es una opción, esto no existe.  Esto es un estado temporal y el tiempo se acaba, dijo despacio. Quiero ir a casa, le suplique.
- eso ya no es posible, vos sabes que no se puede respirar abajo del agua donde es tu casa. Elegí ahora, que hay en tu corazón?.
- Stella, le respondí y empecé a llorar. Entonces ella va a estar al final, me dijo con ternura.  Al final de que? pensé, y ella me dijo al oído, al final de todo.

Inmediatamebte supe, la del medio! Y la mujer me dijo, lo que sientas esta bien. Ornella sonrió. Seguro apostaría que iba a elegir la derecha. La abrí y me desperté.  Estaba en un avión y había llegado. Sabia donde estaba, en casa. Baje, camine por el aeropuerto hasta el estacionamiento. Sabia donde tenia que ir y la vi, de brazos cruzados, sonriendo. Me dijo, por fin, tardaste mucho, te perdiste? Sonreí y le dije, No, vos te habías perdido. Era ella. Ese era el final.